Otras de sus mentadas costumbres de Ernesto, era que, cuando alguién intentaba sacarles una foto a los niños (sus amigos) de Alta Gracia, Córdoba - Argentina, él se colocaba en última fila, no sin antes quitarse sus zapatos y dárselos al que estaba adelante, si es que estaba descalzo. A otro le ofrecía su campera...y así trataba de hacerlos ver bien presentables, para este recuerdo que quedaría plasmado por siempre en una imágen. Además, una vez que él daba su ropa, no permitía que se la devolviesen.
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